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sábado, 5 de julio de 2014

Las vueltas que da la vida, respuesta al periodista Elides Rojas, jefe de El Universal

El siguiente es el texto que envié hoy sábado 5.7.14 a la sección de respuestas del blog del periodista Elides Rojas, jefe de El Universal, sobre su artículo intitulado Así son las cosas.  Dicha respuesta no fue publicada por el periódico. http://blogs.eluniversal.com/blogs/sobre-la-marcha/140705/el-universal-asi-son-las-cosas
Saque usted, lector, su propia conclusión sobre el respeto a la libertad de expresión en Venezuela. ¿Quién coarta la libertad de expresión? ¿Respetan los jefes de medios  la libertad de expresión de los ciudadanos, la misma libertad que exigen para ellos?
He aquí la nota que debió aparecer como mi respuesta en El Universal:
Las vueltas que da la vida
Estimado Elides: Leo hoy tu petición pública de respeto a la libertad de expresión  de los periodistas de ese periódico. Tienes toda la razón. Es la misma petición que yo te hice el 8.2.14 para que publicaras mi artículo intitulado Una solución al problema económico es crear el bolívar oro y permitir el libre uso del dólar como moneda alterna.
Te decía entonces: “Invoco el principio de la libertad de expresión que debería estar al servicio de todos los ciudadanos, principio que los medios de comunicación deberían respetar porque es lo que garantiza la democracia.” 
Y agregaba:  “Pienso que los ciudadanos tienen derecho a conocer un punto de vista diferente al del gobierno y al de los economistas ortodoxos, que sólo dedican su esfuerzo a hacer diagnósticos y a repetir las fracasadas recetas tradicionales.”
Pero, no fue así,  y mi artículo nunca salió.  

 Así son las cosas…

domingo, 22 de junio de 2014

16 ensayos sobre la crisis de la economía venezolana y su solución

Para los interesados en la situación de la economía venezolana y su solución, he reunido en este trabajo, cronológicamente, los enlaces a los diferentes artículos y ensayos que he escrito sobre el tema desde el 2011 hasta ahora, junio del 2014. He incluido también algunas reflexiones de contenido universal que sirven de base para la explicación del fenómeno venezolano. Creo que lo importante no es sólo hacer diagnósticos como es la costumbre, sino presentar alternativas para resolver los problemas. He aquí los diferentes enlaces:
Money is only metal and paper without intrinsic value
Fiscal deficit and size of the economy
Banco de Inglaterra reconoce que emitir más dinero es la solución
Dimensión ética del crecimiento económico
Es la economía una disciplina racionalista o una disciplina empírica
Por qué es necesario construir un nuevo modelo económico equilibrado, sin prejuicios ideológicos
Venezuela debe crear una nueva moneda a la par del dólar el bolívar oro
¿Obtendría Venezuela alguna ventaja de la devaluación de su moneda?
Cómo resolver el problema monetario y cambiario de Venezuela
Venezuela acumula 800 mil por ciento de devaluación, una experiencia extraordinaria en el mundo
Los efectos políticos de la hiperinflación, el espejo en que Venezuela debería mirarse
Dolarizar o crear una nueva moneda
El respaldo del dinero
Si es posible eliminar el control de cambio sin descapitalizar las reservas
La ética del comercio y su impacto en la economía de las naciones
Una solución al problema económico de Venezuela es crear el bolívar oro y permitir el libre uso del dólar como moneda alterna

domingo, 12 de enero de 2014

Crear una nueva moneda, el bolívar oro y permitir la libre circulación del dólar como moneda alterna es la solución para Venezuela

Mientras exista la restricción para obtener dólares, la situación de escasez de bienes, la inflación y la especulación seguirán presentes.
La solución es crear una nueva moneda, a la par del dólar, 1 a 1, una nueva moneda que he llamado el bolívar oro, respaldada por las reservas de petróleo y oro de Venezuela, para lo cual sería necesario emitir bonos en dólares respaldados por una fracción de esas reservas.
La otra medida es permitir la libre circulación del dólar como moneda alterna, de manera que usted podría pagar indistintamente en bolívares oro o en dólares, porque el bolívar oro equivaldría a un dólar.
1. ¿Por qué se debe crear una nueva moneda?
Básicamente por dos razones:
a)    Porque la devaluación acumulada del bolívar entre 1983 y este año 2014 es algo insólito, más de un millón y medio por ciento y una moneda con ese nivel de devaluación no es recuperable. Una manzana cuesta hoy 50.000 bolívares de los viejos, que era entonces, (década de los setenta y ochenta)  el precio de un apartamento pequeño o una pequeña casa. Eso muestra a dónde ha llegado la devaluación y la inflación.
b)    Y porque es necesario conservar la soberanía monetaria, ya que si se dolariza formalmente, es decir, si se adopta el dólar como única moneda de curso legal, el país perdería su capacidad de maniobra en esta materia y quedaría totalmente en manos del Tesoro de Estados Unidos. En cambio, si se crea una nueva moneda, el bolívar oro y a la vez se autoriza la libre circulación del dólar, estaríamos en presencia de una dolarización informal, que  permite la solución del problema monetario y cambiario sin sacrificar la autonomía monetaria del país.
2.   ¿Cómo quedarían las reservas internacionales si se crea el bolívar oro a la par del dólar?
La clave del tema es la tasa de cambio a la que se convertiría la masa monetaria actualmente existente. En el año 2000, el presidente Jamil Mawad, de Ecuador, en una situación parecida, convirtió la masa monetaria de ese país a la tasa vigente del mercado entonces que era 25.000 sucres por dólar y dolarizó formalmente la economía ecuatoriana.
En Venezuela habría que tomar una decision para determinar la tasa a la que se cambiaría la masa monetaria actualmente existente en el país para convertirla a en bolívares oro, es decir, para convertirla en dólares, porque cada bolívar oro equivaldría a un dólar.
Las reservas internacionales de Venezuela no tendrían por qué disminuir en un escenario de creación de la nueva moneda, el bolívar oro, porque Venezuela tiene ingresos permanentes de divisas y con ese ingreso debería sufragar sus gastos sin disminuir sus reservas. Si usted tiene un sueldo que recibe regularmente usted no tiene por qué gastar el dinero que tiene en su cuenta de ahorro; bueno, lo mismo es aplicable a los países. El Estado, a través del Banco Central, garantizaría un mínimo de dólares para el funcionamiento de la economía y sus actividades básicas, como la adquisición de alimentos, medicinas e insumos para la agricultura y la industria y el resto de las divisas debe provenir de las captaciones que haga la banca pública y privada y de la inversión de los particulares.
Además, si se crease la nueva moneda, el bolívar oro y se permitiese la libre circulación del dólar como moneda alterna, el país recibiría un importante flujo de inversiones de particulares y de empresas venezolanas que tienen inversiones en el exterior así como de inversiones extranjeras, tal como ocurre en otras naciones donde se garantiza el libre cambio de divisas.  Por ejemplo, ayer, leí un artículo de la señora Beatriz de Majo, intitulado “Llueven capitales foráneos” en el que informaba que Colombia fue seleccionada como segundo destino de inversion del futuro en el mundo, hecho que muestra que es posible para los países de América Latina atraer importantes inversiones internacionales.
Venezuela también podría ser centro de atracción para la inversion extranjera si se crearan las condiciones económicas e institucionales apropiadas.
3. ¿Cómo quedarían los salarios, los precios y las tasas de interés?
Al crearse la nueva moneda a la par del dólar y al permitirse la libre circulación del dólar como moneda alterna, los salarios, los precios y las tasas de interés deberían ubicarse en el mismo nivel que tienen dichos factores a nivel internacional. Eso es lo que ha ocurrido en las naciones que han dolarizado sus economías, como Ecuador y otras naciones de América Latina en las que el dólar es el marcador de precios de sus economías. Bueno, lo mismo debería ocurrir en Venezuela, pero como este es un país completamente atípico, sería necesario que el Estado estableciera los mecanismos correspondientes para evitar la usura y la especulación.
Links vinculados al tema:




lunes, 11 de noviembre de 2013

Eliminar el control de cambio sin descapitalizar las reservas

La solución al problema económico de Venezuela no está en ninguno de los extremos: ni en el comunismo, ni el socialismo extremista ni en el neoliberalismo. La solución está en un equilibrio que concilie la necesidad de proteger el ingreso de las personas y, en consecuencia, combatir la inflación, la especulación y preservar las reservas internacionales, por una parte, y garantizar la expansión de la producción agrícola, industrial y de servicios, por la otra. Ambos objetivos pueden lograrse sin necesidad de caer en los extremos ya señalados. Se podría eliminar el control de cambio sin que ello implique una descapitalización de las reservas, ¿cómo? Bueno, estableciendo límites y prioridades a las cantidades de divisas que el Banco Central asignará para el funcionamiento de la economía. Las prioridades son la agricultura, la industria y los medicamentos. El resto de las divisas debe provenir de las captaciones que hagan los empresarios y los bancos públicos y privados tanto en el mercado interno como en los mercados internacionales. Para ello es necesario primero que todo crear una nueva moneda, que he llamado el bolívar oro, a la par del dólar, con cambio fijo, sustentada en las reservas de divisas del país y en sus reservas de petróleo y oro, para lo cual sería necesario emitir valores, bonos en dólares, garantizados por dichas reservas. La otra medida es permitir el libre uso del dólar en todas las transacciones de la economía y, en consecuencia, circularían libremente el bolívar oro y el dólar. Estas medidas deben ir acompañadas de un estricto control sobre las importaciones, para evitar el desequilibrio de la balanza de pagos y, también, de un control de precios concertado con los empresarios, para garantizar el abastecimiento y el mantenimiento de los precios.  Esas medidas contribuirían a detener y revertir la inflación, la especulación, la escasez y crearían una economía en expansión.
Respuesta del autor a un comentario publicado respecto al artículo intitulado:
Cómo resolver el problema monetario y cambiario de Venezuela
 http://pablorafaelgonzalez.blogspot.com/2013/05/como-resolver-el-problema-monetario-y.html

lunes, 7 de octubre de 2013

Debido a su devaluación acumulada el bolívar no se puede recuperar, por eso quedan sólo dos opciones, dolarizar o crear una nueva moneda

La moneda venezolana, el bolívar fuerte, no se puede recuperar; la razón es muy simple: porque tiene una devaluación acumulada que llega hoy en día al millón por ciento entre el año 1983 y este año 2013 y eso lo hace irrecuperable. En efecto,  para el año 1983 1 dólar representaba 4,30 bolívares pero hoy en día ese mismo dólar representa una cantidad que legalmente no se puede decir en Venezuela pero que en términos porcentuales significa un aumento del millón por ciento en el mercado que tampoco se puede nombrar en Venezuela.
En el año 2008 Venezuela hizo una reforma monetaria para quitarle tres ceros a la moneda. Ello no modificó la realidad de los precios. La medida se adoptó para dar la impresión de que se estaba controlando la inflación y, además, para simplificar las operaciones con la moneda, especialmente las cuentas nacionales, ya que las cifras de presupuestos y otras cantidades de recursos públicos cada día se hacían más difíciles de manejar debido al crecimiento de la inflación. Lo cierto es que 1 bolívar fuerte de hoy equivale en realidad a 1000 bolívares del año 2008 antes de restarle los ceros. En consecuencia, 6,30 bolívares de hoy, que es la cotización oficial del dólar significan realmente 6.300 bolívares de los viejos. El precio de una manzana hoy es de 50 bolívares, pero en la realidad eso significa que una manzana cuesta 50.000 bolívares de los viejos, hecho que pone en evidencia hasta dónde ha llegado la devaluación de la moneda. Por esa razón a Venezuela no le quedan sino dos alternativas si quiere recuperar el poder de compra de la moneda, abatir la inflación, acabar con la escasez y estabilizar los precios: a) dolarizar la economía o b) crear una nueva moneda atada al dólar. Esas fueron las fórmulas que emplearon los países de América Latina para superar su crisis económica e hiperinflación en los años 80  y 90 y es el camino que debería seguir Venezuela en la actualidad.
Si bien la economía hasta ahora no ha entrado en un proceso de hiperinflación, el nivel de devaluación de la moneda es de tal magnitud que no deja otras opciones sino las expresadas en el párrafo anterior.
La dolarización formal, o sea, la adopción del dólar como única moneda de curso legal no es lo más conveniente, pero se puede encontrar una solución mixta:
a)      La creación de una nueva moneda, que he llamado el bolívar oro, con valor 1 a 1,  a la par del dólar,  de valor fijo y  cambio libre en el mercado y respaldada 1 a 1 por dólares, oro y las reservas petroleras de Venezuela y
b)      La dolarización informal, es decir, permitir el libre uso del dólar en todas las transacciones de la economía.
Lo más difícil es determinar a cuanto por dólar o bolívar oro se debería convertir la masa monetaria existente hoy. Por ejemplo, en el año 2000, el Presidente Jamil Mawad, de Ecuador, en una situación similar, aceptó la cotización del mercado que era entonces de 25 mil sucres por dólar. En Venezuela no se podría hacer algo así porque sería un caos. Habría, pues, que establecer una paridad justa e inmediatamente articular la nueva estructura de costos, precios y salarios de la economía en base a la nueva moneda el bolívar oro y el dólar.
El esquema de circulación conjunta de la moneda nacional y el dólar se aplicó en Argentina en tiempos de la Convertibilidad, en El Salvador a partir del año 2001 y se aplica en Nicaragua y Perú. En Ecuador la situación es diferente porque ese país adoptó el dólar como única moneda de curso legal a partir de enero del año 2000 y lo ha mantenido hasta el presente. En Panamá la moneda oficial es el Balboa pero todas las transacciones se hacen en dólares, porque el Balboa existe sólo en moneda fraccionaria. Como puede apreciarse, varias naciones de América Latina, con recursos menores a los de Venezuela, emplean indistintamente sus monedas nacionales y el dólar en sus economías.
Dejo constancia que conozco la Ley de Gresham y sé lo que implica la circulación de dos monedas de diferente valor, pero este no sería el caso de Venezuela, porque, como ya se dijo, el bolívar oro se cotizaría a la par del dólar y con su misma fortaleza porque estaría respaldado 1 a 1  por dólares, oro y las reservas petroleras venezolanas.
Mantener la libertad de cambio de la moneda tiene sus riesgos. Uno es la llegada de capitales especulativos que en cualquier momento pueden emigrar creando una crisis en la balanza de pagos, pero para evitar esas situaciones están las autoridades monetarias y financieras que pueden adoptar previsiones en la materia. Una de esas medidas es mantener un nivel suficientemente alto de reservas en divisas y oro, cosa que sería posible en Venezuela por ser un país petrolero con ingresos permanentes y crecientes de divisas, si se usan esas divisas debidamente, cobrando efectivamente el petróleo y si se atesora el oro de Guayana.
La otra medida es ejercer un control sobre las importaciones para proteger tanto la cuenta corriente como la cuenta de capital de la balanza de pagos. La falta de control en esa materia fue lo que contribuyó a acentuar la crisis de Argentina en los 80 y 90, golpeando a la agricultura e industria de ese país, provocando la hiperinflación y el desempleo. Por eso, es muy importante conocer las experiencias de otros países.
La otra decisión fundamental para el logro del proceso de recuperación económica de Venezuela es detener el endeudamiento y hacer todo lo posible por pagar la deuda externa existente, porque la deuda si es un factor desestabilizador de la economía de los países.
Adoptando el conjunto de medidas antes anunciadas, Venezuela acabaría con la causa fundamental de la inflación y la escasez y emprendería el camino hacia el progreso, pero ello requiere del diseño y puesta en práctica de una nueva y diferente política económica.



viernes, 4 de octubre de 2013

Cómo acabar con la inflación y la escasez en Venezuela, la hiperinflación en la América Latina

Índice
  1. Introducción
  2. ¿En ruta hacia la hiperinflación?
  3. La devaluación desencadenó la hiperinflación
  4. Causa de la devaluación
  5. Efectos del aumento de las tasas de interés
  6. La devaluación en Venezuela
  7. La aplicación del modelo neoliberal
  8. Cómo los países de Latinoamérica superaron la hiperinflación
  9. La solución para Venezuela
  10. A Venezuela le quedan dos alternativas, dolarizar la economía o crear una nueva moneda atada al dólar. 
  1. Introducción
La inflación ha generado grandes cambios en el mundo. Por ejemplo, en su obra, Observaciones sobre las causas de la declinación de las civilizaciones antiguas, el economista austríaco Ludwig Von Mises (1881-1973) aseguraba que la inflación fue una causa determinante de la caída del Imperio Romano. En tiempos modernos, en el siglo XX, el fascismo y el nazismo y, en consecuencia, la Segunda Guerra Mundial,  tuvieron también su origen en los procesos inflacionarios que vivió Europa en los años 20 y 30, como lo confirma en sus obras el notable economista norteamericano Paul Anthony Samuelson (1915-2009).

  1. ¿En ruta hacia la hiperinflación?
Se considera que una economía se encuentra en hiperinflación cuando registra un incremento mensual de la inflación superior al 50 por ciento. Venezuela no se encuentra en una situación de hiperinflación, pero si continúa por el camino que va corre el riesgo de entrar en un proceso de estancamiento económico con hiperinflación, como ha ocurrido en otros países de América Latina.
La experiencia del  Continente es importante, por eso,  en este trabajo explicaremos sucintamente cómo Argentina, Bolivia, Brasil y Perú lograron superar la hiperinflación en los años ochenta, después de un largo período de incertidumbre económica.
Al final,  presentamos una idea de política económica que creemos constituye en este momento la única opción efectiva para resolver el problema económico financiero del país. En Venezuela abundan los diagnósticos pero hay muy pocas propuestas completas, con una visión de conjunto para resolver los problemas y, las que hay, son generalmente respuestas parciales, sectoriales, inspiradas en concepciones tradicionales, ortodoxas, las cuales han demostrado más bien ser  la causa de los problemas. El ejemplo más nítido en ese sentido fue la política neoliberal que, en vez de un medicina, se convirtió más bien en la causa de la crisis vivida por América Latina en los años ochenta y noventa y cuyos efectos todavía siguen proyectando su sombra en el panorama económico. La solución tampoco está en el comunismo y mucho menos en el socialismo extremista, que confisca el derecho de propiedad y resta libertad de acción a los actores económicos.
La solución está en un equilibrio que reconozca el papel del mercado y el papel del Estado con el propósito de crear el mayor bienestar económico y su justa distribución. Se requiere, pues, plantear argumentos diferentes, eclécticos, capaces de resolver de una manera práctica los problemas de la sociedad. No hay soluciones mágicas ni nadie puede atribuirse la verdad absoluta en ninguna materia, pero se pueden construir soluciones en base a la experiencia exitosa de otros países y en base a la propia realidad.

  1. La devaluación desencadenó la hiperinflación
La experiencia histórica muestra que el factor clave, desencadenante de la hiperinflación,  ha sido la devaluación de las monedas. Esto fue lo que ocurrió en Alemania en los años 20, ya que todos los días se ajustaba la tasa de cambio respecto al dólar y ello constituía el marcador de todos los precios en la economía.
En América Latina ocurrieron experiencias parecidas en los años ochenta en Argentina, Bolivia, Brasil y Perú, países en los que la devaluación de la moneda antecedió al proceso de hiperinflación.

  1. Causa de la devaluación
A su vez, la devaluación tuvo su origen, esencialmente, en el debilitamiento de las reservas internacionales de las naciones como consecuencia de la deuda externa,  la caída del precio de las materias primas y del ataque de factores financieros internacionales contra las monedas de algunos países. Eso ocurrió en Argentina entre 1989 y 1990 y en México a partir del 20 de diciembre de 1994 cuando el presidente Ernesto Zedillo devaluó el peso, fenómeno conocido como Efecto Tequila, que tuvo repercusión posterior en la América Latina. En otras regiones del mundo también se registraron situaciones similares, como la crisis del Sudeste de Asia, iniciada el  2 de julio de 1997 provocada por la devaluación de la moneda de Tailandia, hecho que arrastró luego a las monedas de Corea, Indonesia, Malasia y Filipinas y el ataque al rublo, que provocó la crisis financiera de Rusia a partir del 17 de agosto de 1998.
En todos los hechos mencionados hay un elemento en común, la deuda y  la fuga de capitales provocada por los grandes actores económicos internacionales, de manera que no se le puede atribuir a la expansión fiscal ni monetaria de los países la responsabilidad principal por la devaluación de las monedas y la hiperinflación.
 
  1. Efectos del aumento de las tasas de interés
Pero también los gobiernos contribuyen a desencadenar las crisis financieras, porque son ellos los que deciden el incremento y/o disminución de las tasas de interés en la mayoría de los países.

  1. La devaluación en Venezuela
El endeudamiento masivo y a corto plazo sumado al aumento de las tasas de interés internacionales  hizo que el gobierno del Presidente Luis Herrera Campins devaluara el bolívar en febrero de 1983, al no poder cumplir con el pago de los compromisos financieros de entonces. A partir de ese momento, se inició el proceso de devaluación de la moneda en Venezuela, del que el país no ha podido salir hasta ahora. Han sido, pues, treinta años de devaluación: 1983-2013, con una devaluación acumulada superior a 800 mil por ciento si se considera el precio del dólar que no se puede decir;  algo insólito en el mundo.

  1. La aplicación del modelo neoliberal
En los años ochenta y noventa del siglo XX, los organismos financieros internacionales impusieron el modelo neoliberal a muchos países, entre ellos a los de América Latina que, ahogados por el problema de la deuda, no tuvieron otra opción sino aceptar. Las medidas más importantes del modelo eran: a)  la reducción del tamaño del Estado para garantizar así el pago de la deuda a la banca y b) la privatización de las empresas públicas más rentables de los países que pasaron entonces a formar parte del capital internacional.  Era, simplemente, una política de despojo.
Adicionalmente el modelo planteaba la liberalización del comercio, para garantizar así las exportaciones de los países industrializados hacia los países en desarrollo, el libre movimiento de capitales, la liberación de las tasas de interés, la abolición de las normas que protegían a los trabajadores, para abaratar  así los despidos y medidas para eliminar el déficit fiscal, entre ellas,  el incremento de las tarifas de los servicios públicos y el despido masivo de empleados públicos.
Las medidas neoliberales golpearon seriamente a los sectores productivos de los países, especialmente a la agricultura y a la industria generando el aumento del desempleo y con ello la radicalización de la crisis social, de la inflación y la hiperinflación.

  1. Cómo los países de Latinoamérica superaron la hiperinflación
En medio de las tensiones existentes en el campo fiscal, productivo y en las calles con grandes desórdenes, los gobiernos buscaron fórmulas para minimizar o revertir el grave problema de la hiperinflación. Argentina, por ejemplo, tuvo dos éxitos en esta materia, el primero en 1985 en el gobierno de Raúl Alfonsín, a raíz de la aparición del Plan Austral que creó una nueva moneda, el austral, pero luego esta moneda sufrió una fuerte devaluación lo que provocó que en 1991, en el gobierno de Carlos Menem, el ministro de Finanzas, Domingo Cavallo, a través de la Ley de Convertibilidad, creara otra nueva moneda, el peso convertible,  a un tipo de cambio con paridad fija de 1 a 1 frente al dólar y con respaldo también 1 a 1 en dólares u oro.
La nueva moneda, el peso convertible de Domingo Cavallo, tuvo once años de éxito y logró controlar la hiperinflación, pero en el año 2001, en el mandato del presidente Fernando de la Rua ese país volvió a sufrir  los efectos de la fuga de capitales provocada por los actores internacionales y por las debilidades intrínsecas de la economía argentina, que había sido afectada, antes, por la política neoliberal en su parte más importante, el comercio exterior. Ello generó una nueva crisis muy difícil. Fue el tiempo del llamado corralito, una medida que ponía límites al retiro de dinero en efectivo de los bancos. El 6 de enero del 2002 el Presidente provisional Eduardo Duhalde eliminó la convertibilidad del peso y este nuevamente comenzó un proceso de devaluación que culminó luego con la declaratoria de default de la deuda argentina y la reaparición de la inflación.
Bolivia, Perú y Brasil resolvieron sus procesos de hiperinflación adoptando medidas similares a las adoptadas por Argentina, es decir, estableciendo nuevas monedas, permitiendo el libre uso del dólar y estableciendo una relación de cambio fija.

  1. La solución para Venezuela
Para que la economía venezolana se recupere es necesario desarrollar una nueva política económica que respete la inversión privada y estimule la producción, especialmente en sectores básicos como la agricultura, la agroindustria, la industria en su conjunto y en actividades generadoras de divisas como el turismo. Sin una rectificación de la política económica la recuperación no será posible.
Se debería diseñar una política económica integral, que tome en cuenta los aspectos políticos y sociales. Las prioridades son: elevar la producción, combatir la inflación y la escasez, aumentar el empleo formal y garantizar una entrada mayor de divisas.

  1.  A Venezuela le quedan dos alternativas, dolarizar la economía o crear una nueva moneda atada al dólar
Dada la magnitud de la crisis, a Venezuela no le quedan sino dos alternativas: a) dolarizar la economía o b) crear una nueva moneda atada al dólar. Esas fueron las fórmulas que emplearon los países de América Latina para superar su crisis económica e hiperinflación en los años 80  y 90 y es el camino que debería seguir Venezuela en la actualidad.
Si bien la economía hasta ahora no ha entrado en un proceso de hiperinflación, el nivel de devaluación de la moneda es de tal magnitud que no deja otras opciones sino las expresadas en el párrafo anterior. La devaluación en Venezuela es superior a 800 mil por ciento: de Bs. 4,30 en el año 1983 a la cifra del mercado que no se puede decir ahora, pero agregándole tres ceros, porque, recuérdese, que en el año 2008 se hizo la reconversión monetaria. Compruébelo usted mismo haciendo el cálculo correspondiente.
La dolarización formal, o sea, la adopción del dólar como única moneda de curso legal no es lo más conveniente, pero se puede encontrar una solución mixta:
a)      La creación de una nueva moneda, que he llamado el bolívar oro, con valor 1 a 1, a la par del dólar,  de valor fijo y cambio libre en el mercado y respaldada 1 a 1 por dólares, oro y las reservas petroleras de Venezuela y
b)      La dolarización informal, es decir, permitir el libre uso del dólar en todas las transacciones de la economía.
Lo más difícil es determinar a cuanto por dólar o bolívar oro se debería convertir la masa monetaria existente hoy en la economía. Por ejemplo, en el año 2000, el Presidente Jamil Mawad, de Ecuador, en una situación similar, aceptó la cotización del mercado que era entonces de 25 mil sucres por dólar. En Venezuela no se podría hacer algo así porque sería un caos. Habría, pues, que establecer una paridad justa e inmediatamente articular la nueva estructura de costos, precios y salarios de la economía en base a la nueva moneda el bolívar oro y el dólar.
El esquema de circulación conjunta de la moneda nacional y el dólar se aplicó en Argentina en tiempos de la Convertibilidad, en El Salvador a partir del año 2001 y se aplica en Nicaragua y Perú. En Ecuador la situación es diferente porque ese país adoptó el dólar como única moneda de curso legal a partir de enero del año 2000 y lo ha mantenido hasta el presente. En Panamá la moneda oficial es el Balboa pero todas las transacciones se hacen en dólares, porque el Balboa existe sólo en moneda fraccionaria. Como puede apreciarse, varias naciones de América Latina, con recursos menores a los de Venezuela, emplean indistintamente sus monedas nacionales y el dólar en sus economías.
Dejo constancia que conozco la Ley de Gresham y sé lo que implica la circulación de dos monedas de diferente valor, pero este no sería el caso de Venezuela, porque, como ya se dijo, el bolívar oro se cotizaría a la par del dólar y con su misma fortaleza porque estaría respaldado 1 a 1  por dólares, oro y las reservas petroleras venezolanas.
Mantener la libertad de cambio de la moneda tiene sus riesgos. Uno es la llegada de capitales especulativos que en cualquier momento pueden emigrar creando una crisis en la balanza de pagos, pero para evitar esas situaciones están las autoridades monetarias y financieras que pueden adoptar previsiones en la materia. Una de esas medidas es mantener un nivel suficientemente alto de reservas en divisas y oro, cosa que sería posible en Venezuela por ser un país petrolero con ingresos permanentes y crecientes de divisas, si se usan esas divisas debidamente, cobrando efectivamente el petróleo y si se atesora el oro de Guayana.
La otra medida es ejercer un control sobre las importaciones para proteger tanto la cuenta corriente como la cuenta de capital de la balanza de pagos. La falta de control en esa materia fue lo que contribuyó a acentuar la crisis de Argentina en los 80 y 90, golpeando a la agricultura e industria de ese país, provocando la hiperinflación y el desempleo. Por eso, es muy importante conocer las experiencias de otros países.
La otra decisión fundamental para el logro del proceso de recuperación económica de Venezuela es detener el endeudamiento y hacer todo lo posible por pagar la deuda externa existente, porque la deuda si es un factor desestabilizador de la economía de los países.
Adoptando el conjunto de medidas antes anunciadas, Venezuela acabaría con la causa fundamental de la inflación y la escasez y emprendería el camino hacia el progreso, pero ello requiere del diseño y puesta en práctica de una nueva y diferente política económica. 

sábado, 7 de septiembre de 2013

Los efectos políticos de la hiperinflación, el espejo en que Venezuela debería mirarse

El notable economista norteamericano Paul Anthony Samuelson (1915-2009), Premio Nobel de Economía 1970, escribió una concepto digno de tener siempre presente; dijo Samuelson que “El ciclo económico presenta a las naciones democráticas un desafío, casi un ultimátum: o consiguen controlar las depresiones y las inflaciones extremadas mejor de lo que lo hicieron hasta la Segunda Guerra Mundial, o la estructura política de la sociedad estará en peligro.” Y agregaba que “la solidez política de una democracia está estrechamente ligada al mantenimiento efectivo y firmemente estable de la calidad de vida y alto nivel de empleo, hasta el punto de que no sería aventurado afirmar que la multiplicación de las dictaduras y la Segunda Guerra Mundial resultante se deben, en gran parte, a la incapacidad del mundo para enfocar adecuadamente el problema económico.” (1)
Samuelson tenía muy claro que la Gran Depresión con sus secuela de desempleo fue lo que provocó la radicalización política de Europa y de los mismos Estados Unidos en las primeras décadas del siglo XX y por eso, después de la guerra, publicó en sus libros las citadas advertencias, para que los líderes políticos evitaran en el futuro la repetición de tan desafortunados acontecimientos.
Los orígenes de la inflación en los últimos años
El período de treinta años entre 1945 y 1975, fue llamado la Era de Keynes, una etapa caracterizada por el crecimiento del empleo, la producción y la recuperación económica de los países devastados por la Segunda Guerra Mundial. Pero a partir de 1975, debido a las manipulaciones monetarias de algunos países, especialmente de Alemania, la economía mundial volvió a entrar en una etapa de incertidumbre y el fenómeno de la inflación y el desempleo comenzó a dar signos de reaparición. A ello contribuyó, además, luego, en 1973,  la decisión de los países de la OPEP de suspender el suministro de petróleo a Estados Unidos y los países que habían apoyado a Israel durante la Guerra del Yom Kipur (octubre de 1973), hecho conocido como el embargo petrolero árabe, lo cual provocó un incremento violento de los precios del petróleo y desató la recesión en Occidente.
El aumento de los precios del petróleo generó una nueva realidad financiera mundial, en la que los países petroleros comenzaron a disponer de recursos extraordinarios que nunca antes habían disfrutado. Esa inmensa riqueza que salió de los grandes países industrializados, especialmente, como grandes compradores de petróleo, volvió a esos países en forma de depósitos en sus bancos, ya que los países petroleros colocaron ese dinero en la banca internacional. Es allí cuando comienza a tomar forma la crisis de la deuda de los países en desarrollo, que se haría visible en la década de los ochenta, ya que los bancos buscaron formas para colocar la nueva cantidad de dinero entre los países en desarrollo que, por lo demás, se veían obligados a contraer los préstamos al no tener como pagar los nuevos precios de la energía y los nuevos precios de los productos terminados que compraban en las naciones industrializadas.
Los hechos antes narrados afectaron en primera instancia a las naciones de la América Latina, especialmente a Argentina, Bolivia, Brasil y Perú, países que experimentaron procesos de hiperinflación en los años ochenta y noventa del siglo XX. Un elemento común al proceso de hiperinflación en esos países fue la crisis de la deuda externa, ya que llegó un momento en el que no pudieron pagar sus compromisos y ello los obligó a devaluar sus monedas, hecho que, en mi opinión, fue la causa principal de la hiperinflación en esos países, sin descartar, por supuesto, otros elementos estructurales.
La solución
La solución común al problema de hiperinflación en cada uno de los países antes citados fue el establecimiento de un cambio fijo de la moneda. Esa fue la decisión clave del programa económico adoptado por el ministro Domingo Cavallo, en Argentina, en 1991, medida que junto a otras de carácter fiscal le permitió a ese país controlar la hiperinflación, después de muchos años intentando lograrlo sin éxito. Medidas similares fueron adoptadas por Bolivia, que tuvo el mayor índice de hiperinflación del continente en los años ochenta y lo corrigió adoptando un tipo de cambio fijo y reformas fiscales. El Perú siguió un camino similar, al igual que Brasil y lograron revertir el proceso de hiperinflación.
Venezuela debería considerar la experiencia de otros países latinoamericanos
Venezuela, que está al borde de la hiperinflación, debería considerar la experiencia de los países de Latinoamérica que ya pasaron por ese proceso y diseñar un programa de control de la hiperinflación. El concepto de programa de estabilización, lamentablemente está muy desacreditado, pero se debe crear una fórmula para responder a la urgente necesidad de evitar que la hiperinflación avance y ello pasa, necesariamente, por la creación de una nueva moneda con cambio fijo, a la par del dólar, que he llamado el bolívar oro. La devaluación acumulada en Venezuela es de más de 800 mil por ciento si se considera la cotización  del mercado que no se puede decir. Cuando un país llega a ese nivel de devaluación no tiene otra alternativa sino generar la confianza necesaria para restablecer los equilibrios de la economía y ello requiere atarse, de alguna forma, a la moneda internacional de pago, que es el dólar.
(1)    Paul Anthony Samuelson, Curso de Economía Moderna, páginas 3 y 420, Aguilar, Madrid, 1975, citado por Pablo Rafael González en Una Idea Concreta para Combatir la Desocupación, la Doble Jornada y la Media Jornada, página 8, Book Surge Publishing, 2006, North Carolina, USA.