lunes, 7 de octubre de 2013

Debido a su devaluación acumulada el bolívar no se puede recuperar, por eso quedan sólo dos opciones, dolarizar o crear una nueva moneda

La moneda venezolana, el bolívar fuerte, no se puede recuperar; la razón es muy simple: porque tiene una devaluación acumulada que llega hoy en día al millón por ciento entre el año 1983 y este año 2013 y eso lo hace irrecuperable. En efecto,  para el año 1983 1 dólar representaba 4,30 bolívares pero hoy en día ese mismo dólar representa una cantidad que legalmente no se puede decir en Venezuela pero que en términos porcentuales significa un aumento del millón por ciento en el mercado que tampoco se puede nombrar en Venezuela.
En el año 2008 Venezuela hizo una reforma monetaria para quitarle tres ceros a la moneda. Ello no modificó la realidad de los precios. La medida se adoptó para dar la impresión de que se estaba controlando la inflación y, además, para simplificar las operaciones con la moneda, especialmente las cuentas nacionales, ya que las cifras de presupuestos y otras cantidades de recursos públicos cada día se hacían más difíciles de manejar debido al crecimiento de la inflación. Lo cierto es que 1 bolívar fuerte de hoy equivale en realidad a 1000 bolívares del año 2008 antes de restarle los ceros. En consecuencia, 6,30 bolívares de hoy, que es la cotización oficial del dólar significan realmente 6.300 bolívares de los viejos. El precio de una manzana hoy es de 50 bolívares, pero en la realidad eso significa que una manzana cuesta 50.000 bolívares de los viejos, hecho que pone en evidencia hasta dónde ha llegado la devaluación de la moneda. Por esa razón a Venezuela no le quedan sino dos alternativas si quiere recuperar el poder de compra de la moneda, abatir la inflación, acabar con la escasez y estabilizar los precios: a) dolarizar la economía o b) crear una nueva moneda atada al dólar. Esas fueron las fórmulas que emplearon los países de América Latina para superar su crisis económica e hiperinflación en los años 80  y 90 y es el camino que debería seguir Venezuela en la actualidad.
Si bien la economía hasta ahora no ha entrado en un proceso de hiperinflación, el nivel de devaluación de la moneda es de tal magnitud que no deja otras opciones sino las expresadas en el párrafo anterior.
La dolarización formal, o sea, la adopción del dólar como única moneda de curso legal no es lo más conveniente, pero se puede encontrar una solución mixta:
a)      La creación de una nueva moneda, que he llamado el bolívar oro, con valor 1 a 1,  a la par del dólar,  de valor fijo y  cambio libre en el mercado y respaldada 1 a 1 por dólares, oro y las reservas petroleras de Venezuela y
b)      La dolarización informal, es decir, permitir el libre uso del dólar en todas las transacciones de la economía.
Lo más difícil es determinar a cuanto por dólar o bolívar oro se debería convertir la masa monetaria existente hoy. Por ejemplo, en el año 2000, el Presidente Jamil Mawad, de Ecuador, en una situación similar, aceptó la cotización del mercado que era entonces de 25 mil sucres por dólar. En Venezuela no se podría hacer algo así porque sería un caos. Habría, pues, que establecer una paridad justa e inmediatamente articular la nueva estructura de costos, precios y salarios de la economía en base a la nueva moneda el bolívar oro y el dólar.
El esquema de circulación conjunta de la moneda nacional y el dólar se aplicó en Argentina en tiempos de la Convertibilidad, en El Salvador a partir del año 2001 y se aplica en Nicaragua y Perú. En Ecuador la situación es diferente porque ese país adoptó el dólar como única moneda de curso legal a partir de enero del año 2000 y lo ha mantenido hasta el presente. En Panamá la moneda oficial es el Balboa pero todas las transacciones se hacen en dólares, porque el Balboa existe sólo en moneda fraccionaria. Como puede apreciarse, varias naciones de América Latina, con recursos menores a los de Venezuela, emplean indistintamente sus monedas nacionales y el dólar en sus economías.
Dejo constancia que conozco la Ley de Gresham y sé lo que implica la circulación de dos monedas de diferente valor, pero este no sería el caso de Venezuela, porque, como ya se dijo, el bolívar oro se cotizaría a la par del dólar y con su misma fortaleza porque estaría respaldado 1 a 1  por dólares, oro y las reservas petroleras venezolanas.
Mantener la libertad de cambio de la moneda tiene sus riesgos. Uno es la llegada de capitales especulativos que en cualquier momento pueden emigrar creando una crisis en la balanza de pagos, pero para evitar esas situaciones están las autoridades monetarias y financieras que pueden adoptar previsiones en la materia. Una de esas medidas es mantener un nivel suficientemente alto de reservas en divisas y oro, cosa que sería posible en Venezuela por ser un país petrolero con ingresos permanentes y crecientes de divisas, si se usan esas divisas debidamente, cobrando efectivamente el petróleo y si se atesora el oro de Guayana.
La otra medida es ejercer un control sobre las importaciones para proteger tanto la cuenta corriente como la cuenta de capital de la balanza de pagos. La falta de control en esa materia fue lo que contribuyó a acentuar la crisis de Argentina en los 80 y 90, golpeando a la agricultura e industria de ese país, provocando la hiperinflación y el desempleo. Por eso, es muy importante conocer las experiencias de otros países.
La otra decisión fundamental para el logro del proceso de recuperación económica de Venezuela es detener el endeudamiento y hacer todo lo posible por pagar la deuda externa existente, porque la deuda si es un factor desestabilizador de la economía de los países.
Adoptando el conjunto de medidas antes anunciadas, Venezuela acabaría con la causa fundamental de la inflación y la escasez y emprendería el camino hacia el progreso, pero ello requiere del diseño y puesta en práctica de una nueva y diferente política económica.



viernes, 4 de octubre de 2013

Cómo acabar con la inflación y la escasez en Venezuela, la hiperinflación en la América Latina

Índice
  1. Introducción
  2. ¿En ruta hacia la hiperinflación?
  3. La devaluación desencadenó la hiperinflación
  4. Causa de la devaluación
  5. Efectos del aumento de las tasas de interés
  6. La devaluación en Venezuela
  7. La aplicación del modelo neoliberal
  8. Cómo los países de Latinoamérica superaron la hiperinflación
  9. La solución para Venezuela
  10. A Venezuela le quedan dos alternativas, dolarizar la economía o crear una nueva moneda atada al dólar. 
  1. Introducción
La inflación ha generado grandes cambios en el mundo. Por ejemplo, en su obra, Observaciones sobre las causas de la declinación de las civilizaciones antiguas, el economista austríaco Ludwig Von Mises (1881-1973) aseguraba que la inflación fue una causa determinante de la caída del Imperio Romano. En tiempos modernos, en el siglo XX, el fascismo y el nazismo y, en consecuencia, la Segunda Guerra Mundial,  tuvieron también su origen en los procesos inflacionarios que vivió Europa en los años 20 y 30, como lo confirma en sus obras el notable economista norteamericano Paul Anthony Samuelson (1915-2009).

  1. ¿En ruta hacia la hiperinflación?
Se considera que una economía se encuentra en hiperinflación cuando registra un incremento mensual de la inflación superior al 50 por ciento. Venezuela no se encuentra en una situación de hiperinflación, pero si continúa por el camino que va corre el riesgo de entrar en un proceso de estancamiento económico con hiperinflación, como ha ocurrido en otros países de América Latina.
La experiencia del  Continente es importante, por eso,  en este trabajo explicaremos sucintamente cómo Argentina, Bolivia, Brasil y Perú lograron superar la hiperinflación en los años ochenta, después de un largo período de incertidumbre económica.
Al final,  presentamos una idea de política económica que creemos constituye en este momento la única opción efectiva para resolver el problema económico financiero del país. En Venezuela abundan los diagnósticos pero hay muy pocas propuestas completas, con una visión de conjunto para resolver los problemas y, las que hay, son generalmente respuestas parciales, sectoriales, inspiradas en concepciones tradicionales, ortodoxas, las cuales han demostrado más bien ser  la causa de los problemas. El ejemplo más nítido en ese sentido fue la política neoliberal que, en vez de un medicina, se convirtió más bien en la causa de la crisis vivida por América Latina en los años ochenta y noventa y cuyos efectos todavía siguen proyectando su sombra en el panorama económico. La solución tampoco está en el comunismo y mucho menos en el socialismo extremista, que confisca el derecho de propiedad y resta libertad de acción a los actores económicos.
La solución está en un equilibrio que reconozca el papel del mercado y el papel del Estado con el propósito de crear el mayor bienestar económico y su justa distribución. Se requiere, pues, plantear argumentos diferentes, eclécticos, capaces de resolver de una manera práctica los problemas de la sociedad. No hay soluciones mágicas ni nadie puede atribuirse la verdad absoluta en ninguna materia, pero se pueden construir soluciones en base a la experiencia exitosa de otros países y en base a la propia realidad.

  1. La devaluación desencadenó la hiperinflación
La experiencia histórica muestra que el factor clave, desencadenante de la hiperinflación,  ha sido la devaluación de las monedas. Esto fue lo que ocurrió en Alemania en los años 20, ya que todos los días se ajustaba la tasa de cambio respecto al dólar y ello constituía el marcador de todos los precios en la economía.
En América Latina ocurrieron experiencias parecidas en los años ochenta en Argentina, Bolivia, Brasil y Perú, países en los que la devaluación de la moneda antecedió al proceso de hiperinflación.

  1. Causa de la devaluación
A su vez, la devaluación tuvo su origen, esencialmente, en el debilitamiento de las reservas internacionales de las naciones como consecuencia de la deuda externa,  la caída del precio de las materias primas y del ataque de factores financieros internacionales contra las monedas de algunos países. Eso ocurrió en Argentina entre 1989 y 1990 y en México a partir del 20 de diciembre de 1994 cuando el presidente Ernesto Zedillo devaluó el peso, fenómeno conocido como Efecto Tequila, que tuvo repercusión posterior en la América Latina. En otras regiones del mundo también se registraron situaciones similares, como la crisis del Sudeste de Asia, iniciada el  2 de julio de 1997 provocada por la devaluación de la moneda de Tailandia, hecho que arrastró luego a las monedas de Corea, Indonesia, Malasia y Filipinas y el ataque al rublo, que provocó la crisis financiera de Rusia a partir del 17 de agosto de 1998.
En todos los hechos mencionados hay un elemento en común, la deuda y  la fuga de capitales provocada por los grandes actores económicos internacionales, de manera que no se le puede atribuir a la expansión fiscal ni monetaria de los países la responsabilidad principal por la devaluación de las monedas y la hiperinflación.
 
  1. Efectos del aumento de las tasas de interés
Pero también los gobiernos contribuyen a desencadenar las crisis financieras, porque son ellos los que deciden el incremento y/o disminución de las tasas de interés en la mayoría de los países.

  1. La devaluación en Venezuela
El endeudamiento masivo y a corto plazo sumado al aumento de las tasas de interés internacionales  hizo que el gobierno del Presidente Luis Herrera Campins devaluara el bolívar en febrero de 1983, al no poder cumplir con el pago de los compromisos financieros de entonces. A partir de ese momento, se inició el proceso de devaluación de la moneda en Venezuela, del que el país no ha podido salir hasta ahora. Han sido, pues, treinta años de devaluación: 1983-2013, con una devaluación acumulada superior a 800 mil por ciento si se considera el precio del dólar que no se puede decir;  algo insólito en el mundo.

  1. La aplicación del modelo neoliberal
En los años ochenta y noventa del siglo XX, los organismos financieros internacionales impusieron el modelo neoliberal a muchos países, entre ellos a los de América Latina que, ahogados por el problema de la deuda, no tuvieron otra opción sino aceptar. Las medidas más importantes del modelo eran: a)  la reducción del tamaño del Estado para garantizar así el pago de la deuda a la banca y b) la privatización de las empresas públicas más rentables de los países que pasaron entonces a formar parte del capital internacional.  Era, simplemente, una política de despojo.
Adicionalmente el modelo planteaba la liberalización del comercio, para garantizar así las exportaciones de los países industrializados hacia los países en desarrollo, el libre movimiento de capitales, la liberación de las tasas de interés, la abolición de las normas que protegían a los trabajadores, para abaratar  así los despidos y medidas para eliminar el déficit fiscal, entre ellas,  el incremento de las tarifas de los servicios públicos y el despido masivo de empleados públicos.
Las medidas neoliberales golpearon seriamente a los sectores productivos de los países, especialmente a la agricultura y a la industria generando el aumento del desempleo y con ello la radicalización de la crisis social, de la inflación y la hiperinflación.

  1. Cómo los países de Latinoamérica superaron la hiperinflación
En medio de las tensiones existentes en el campo fiscal, productivo y en las calles con grandes desórdenes, los gobiernos buscaron fórmulas para minimizar o revertir el grave problema de la hiperinflación. Argentina, por ejemplo, tuvo dos éxitos en esta materia, el primero en 1985 en el gobierno de Raúl Alfonsín, a raíz de la aparición del Plan Austral que creó una nueva moneda, el austral, pero luego esta moneda sufrió una fuerte devaluación lo que provocó que en 1991, en el gobierno de Carlos Menem, el ministro de Finanzas, Domingo Cavallo, a través de la Ley de Convertibilidad, creara otra nueva moneda, el peso convertible,  a un tipo de cambio con paridad fija de 1 a 1 frente al dólar y con respaldo también 1 a 1 en dólares u oro.
La nueva moneda, el peso convertible de Domingo Cavallo, tuvo once años de éxito y logró controlar la hiperinflación, pero en el año 2001, en el mandato del presidente Fernando de la Rua ese país volvió a sufrir  los efectos de la fuga de capitales provocada por los actores internacionales y por las debilidades intrínsecas de la economía argentina, que había sido afectada, antes, por la política neoliberal en su parte más importante, el comercio exterior. Ello generó una nueva crisis muy difícil. Fue el tiempo del llamado corralito, una medida que ponía límites al retiro de dinero en efectivo de los bancos. El 6 de enero del 2002 el Presidente provisional Eduardo Duhalde eliminó la convertibilidad del peso y este nuevamente comenzó un proceso de devaluación que culminó luego con la declaratoria de default de la deuda argentina y la reaparición de la inflación.
Bolivia, Perú y Brasil resolvieron sus procesos de hiperinflación adoptando medidas similares a las adoptadas por Argentina, es decir, estableciendo nuevas monedas, permitiendo el libre uso del dólar y estableciendo una relación de cambio fija.

  1. La solución para Venezuela
Para que la economía venezolana se recupere es necesario desarrollar una nueva política económica que respete la inversión privada y estimule la producción, especialmente en sectores básicos como la agricultura, la agroindustria, la industria en su conjunto y en actividades generadoras de divisas como el turismo. Sin una rectificación de la política económica la recuperación no será posible.
Se debería diseñar una política económica integral, que tome en cuenta los aspectos políticos y sociales. Las prioridades son: elevar la producción, combatir la inflación y la escasez, aumentar el empleo formal y garantizar una entrada mayor de divisas.

  1.  A Venezuela le quedan dos alternativas, dolarizar la economía o crear una nueva moneda atada al dólar
Dada la magnitud de la crisis, a Venezuela no le quedan sino dos alternativas: a) dolarizar la economía o b) crear una nueva moneda atada al dólar. Esas fueron las fórmulas que emplearon los países de América Latina para superar su crisis económica e hiperinflación en los años 80  y 90 y es el camino que debería seguir Venezuela en la actualidad.
Si bien la economía hasta ahora no ha entrado en un proceso de hiperinflación, el nivel de devaluación de la moneda es de tal magnitud que no deja otras opciones sino las expresadas en el párrafo anterior. La devaluación en Venezuela es superior a 800 mil por ciento: de Bs. 4,30 en el año 1983 a la cifra del mercado que no se puede decir ahora, pero agregándole tres ceros, porque, recuérdese, que en el año 2008 se hizo la reconversión monetaria. Compruébelo usted mismo haciendo el cálculo correspondiente.
La dolarización formal, o sea, la adopción del dólar como única moneda de curso legal no es lo más conveniente, pero se puede encontrar una solución mixta:
a)      La creación de una nueva moneda, que he llamado el bolívar oro, con valor 1 a 1, a la par del dólar,  de valor fijo y cambio libre en el mercado y respaldada 1 a 1 por dólares, oro y las reservas petroleras de Venezuela y
b)      La dolarización informal, es decir, permitir el libre uso del dólar en todas las transacciones de la economía.
Lo más difícil es determinar a cuanto por dólar o bolívar oro se debería convertir la masa monetaria existente hoy en la economía. Por ejemplo, en el año 2000, el Presidente Jamil Mawad, de Ecuador, en una situación similar, aceptó la cotización del mercado que era entonces de 25 mil sucres por dólar. En Venezuela no se podría hacer algo así porque sería un caos. Habría, pues, que establecer una paridad justa e inmediatamente articular la nueva estructura de costos, precios y salarios de la economía en base a la nueva moneda el bolívar oro y el dólar.
El esquema de circulación conjunta de la moneda nacional y el dólar se aplicó en Argentina en tiempos de la Convertibilidad, en El Salvador a partir del año 2001 y se aplica en Nicaragua y Perú. En Ecuador la situación es diferente porque ese país adoptó el dólar como única moneda de curso legal a partir de enero del año 2000 y lo ha mantenido hasta el presente. En Panamá la moneda oficial es el Balboa pero todas las transacciones se hacen en dólares, porque el Balboa existe sólo en moneda fraccionaria. Como puede apreciarse, varias naciones de América Latina, con recursos menores a los de Venezuela, emplean indistintamente sus monedas nacionales y el dólar en sus economías.
Dejo constancia que conozco la Ley de Gresham y sé lo que implica la circulación de dos monedas de diferente valor, pero este no sería el caso de Venezuela, porque, como ya se dijo, el bolívar oro se cotizaría a la par del dólar y con su misma fortaleza porque estaría respaldado 1 a 1  por dólares, oro y las reservas petroleras venezolanas.
Mantener la libertad de cambio de la moneda tiene sus riesgos. Uno es la llegada de capitales especulativos que en cualquier momento pueden emigrar creando una crisis en la balanza de pagos, pero para evitar esas situaciones están las autoridades monetarias y financieras que pueden adoptar previsiones en la materia. Una de esas medidas es mantener un nivel suficientemente alto de reservas en divisas y oro, cosa que sería posible en Venezuela por ser un país petrolero con ingresos permanentes y crecientes de divisas, si se usan esas divisas debidamente, cobrando efectivamente el petróleo y si se atesora el oro de Guayana.
La otra medida es ejercer un control sobre las importaciones para proteger tanto la cuenta corriente como la cuenta de capital de la balanza de pagos. La falta de control en esa materia fue lo que contribuyó a acentuar la crisis de Argentina en los 80 y 90, golpeando a la agricultura e industria de ese país, provocando la hiperinflación y el desempleo. Por eso, es muy importante conocer las experiencias de otros países.
La otra decisión fundamental para el logro del proceso de recuperación económica de Venezuela es detener el endeudamiento y hacer todo lo posible por pagar la deuda externa existente, porque la deuda si es un factor desestabilizador de la economía de los países.
Adoptando el conjunto de medidas antes anunciadas, Venezuela acabaría con la causa fundamental de la inflación y la escasez y emprendería el camino hacia el progreso, pero ello requiere del diseño y puesta en práctica de una nueva y diferente política económica.