Índice
- Introducción
- ¿En
ruta hacia la hiperinflación?
- La
devaluación desencadenó la hiperinflación
- Causa
de la devaluación
- Efectos
del aumento de las tasas de interés
- La
devaluación en Venezuela
- La
aplicación del modelo neoliberal
- Cómo
los países de Latinoamérica superaron la hiperinflación
- La
solución para Venezuela
- A
Venezuela le quedan dos alternativas, dolarizar la economía o crear una
nueva moneda atada
al dólar.
- Introducción
La inflación ha generado grandes
cambios en el mundo. Por ejemplo, en su obra, Observaciones sobre las causas de la declinación de las civilizaciones
antiguas, el economista austríaco Ludwig Von Mises (1881-1973) aseguraba
que la inflación fue una causa determinante de la caída del Imperio Romano. En
tiempos modernos, en el siglo XX, el fascismo y el nazismo y, en consecuencia,
la Segunda Guerra Mundial, tuvieron
también su origen en los procesos inflacionarios que vivió Europa en los años
20 y 30, como lo confirma en sus obras el notable economista norteamericano Paul
Anthony Samuelson (1915-2009).
- ¿En ruta hacia la hiperinflación?
Se considera que una economía se
encuentra en hiperinflación cuando registra un incremento mensual de la
inflación superior al 50 por ciento. Venezuela no se encuentra en una situación
de hiperinflación, pero si continúa por el camino que va corre el riesgo de
entrar en un proceso de estancamiento económico con hiperinflación, como ha
ocurrido en otros países de América Latina.
La experiencia del Continente es importante, por eso, en este trabajo explicaremos sucintamente
cómo Argentina, Bolivia, Brasil y Perú lograron superar la hiperinflación en
los años ochenta, después de un largo período de incertidumbre económica.
Al final, presentamos una idea de política económica
que creemos constituye en este momento la única opción efectiva para resolver
el problema económico financiero del país. En Venezuela abundan los
diagnósticos pero hay muy pocas propuestas completas, con una visión de
conjunto para resolver los problemas y, las que hay, son generalmente
respuestas parciales, sectoriales, inspiradas en concepciones tradicionales,
ortodoxas, las cuales han demostrado más bien ser la causa de los problemas. El ejemplo más
nítido en ese sentido fue la política neoliberal que, en vez de un medicina, se
convirtió más bien en la causa de la crisis vivida por América Latina en los
años ochenta y noventa y cuyos efectos todavía siguen proyectando su sombra en
el panorama económico. La solución tampoco está en el comunismo y mucho menos
en el socialismo extremista, que confisca el derecho de propiedad y resta
libertad de acción a los actores económicos.
La solución está en un equilibrio
que reconozca el papel del mercado y el papel del Estado con el propósito de
crear el mayor bienestar económico y su justa distribución. Se requiere, pues,
plantear argumentos diferentes, eclécticos, capaces de resolver de una manera
práctica los problemas de la sociedad. No hay soluciones mágicas ni nadie puede
atribuirse la verdad absoluta en ninguna materia, pero se pueden construir
soluciones en base a la experiencia exitosa de otros países y en base a la
propia realidad.
- La devaluación desencadenó la
hiperinflación
La experiencia histórica muestra
que el factor clave, desencadenante de la hiperinflación, ha sido la devaluación de las monedas. Esto
fue lo que ocurrió en Alemania en los años 20, ya que todos los días se
ajustaba la tasa de cambio respecto al dólar y ello constituía el marcador de
todos los precios en la economía.
En América Latina ocurrieron experiencias
parecidas en los años ochenta en Argentina, Bolivia, Brasil y Perú, países en
los que la devaluación de la moneda antecedió al proceso de hiperinflación.
- Causa de la devaluación
A su vez, la devaluación tuvo su
origen, esencialmente, en el debilitamiento de las reservas internacionales de
las naciones como consecuencia de la deuda externa, la caída del precio de las materias primas y
del ataque de factores financieros internacionales contra las monedas de
algunos países. Eso ocurrió en Argentina entre 1989 y 1990 y en México a partir
del 20 de diciembre de 1994 cuando el presidente Ernesto Zedillo devaluó el
peso, fenómeno conocido como Efecto Tequila, que tuvo repercusión posterior en
la América Latina. En otras regiones del mundo también se registraron
situaciones similares, como la crisis del Sudeste de Asia, iniciada el 2 de julio de 1997 provocada por la
devaluación de la moneda de Tailandia, hecho que arrastró luego a las monedas
de Corea, Indonesia, Malasia y Filipinas y el ataque al rublo, que provocó la
crisis financiera de Rusia a partir del 17 de agosto de 1998.
En todos los hechos mencionados
hay un elemento en común, la deuda y la
fuga de capitales provocada por los grandes actores económicos internacionales,
de manera que no se le puede atribuir a la expansión fiscal ni monetaria de los
países la responsabilidad principal por la devaluación de las monedas y la
hiperinflación.
- Efectos del aumento de las tasas de
interés
Pero también los gobiernos
contribuyen a desencadenar las crisis financieras, porque son ellos los que
deciden el incremento y/o disminución de las tasas de interés en la mayoría de
los países.
- La devaluación en Venezuela
El endeudamiento masivo y a corto
plazo sumado al aumento de las tasas de interés internacionales hizo que el gobierno del Presidente Luis
Herrera Campins devaluara el bolívar en febrero de 1983, al no poder cumplir
con el pago de los compromisos financieros de entonces. A partir de ese
momento, se inició el proceso de devaluación de la moneda en Venezuela, del que
el país no ha podido salir hasta ahora. Han sido, pues, treinta años de
devaluación: 1983-2013, con una devaluación acumulada superior a 800 mil por
ciento si se considera el precio del dólar que no se puede decir; algo insólito en el mundo.
- La aplicación del modelo neoliberal
En los años ochenta y noventa del
siglo XX, los organismos financieros internacionales impusieron el modelo
neoliberal a muchos países, entre ellos a los de América Latina que, ahogados
por el problema de la deuda, no tuvieron otra opción sino aceptar. Las medidas
más importantes del modelo eran: a) la
reducción del tamaño del Estado para garantizar así el pago de la deuda a la
banca y b) la privatización de las empresas públicas más rentables de los
países que pasaron entonces a formar parte del capital internacional. Era, simplemente, una política de despojo.
Adicionalmente el modelo
planteaba la liberalización del comercio, para garantizar así las exportaciones
de los países industrializados hacia los países en desarrollo, el libre
movimiento de capitales, la liberación de las tasas de interés, la abolición de
las normas que protegían a los trabajadores, para abaratar así los despidos y medidas para eliminar el
déficit fiscal, entre ellas, el
incremento de las tarifas de los servicios públicos y el despido masivo de
empleados públicos.
Las medidas neoliberales
golpearon seriamente a los sectores productivos de los países, especialmente a
la agricultura y a la industria generando el aumento del desempleo y con ello
la radicalización de la crisis social, de la inflación y la hiperinflación.
- Cómo los países de Latinoamérica
superaron la hiperinflación
En medio de las tensiones
existentes en el campo fiscal, productivo y en las calles con grandes
desórdenes, los gobiernos buscaron fórmulas para minimizar o revertir el grave
problema de la hiperinflación. Argentina, por ejemplo, tuvo dos éxitos en esta
materia, el primero en 1985 en el gobierno de Raúl Alfonsín, a raíz de la
aparición del Plan Austral que creó una nueva moneda, el austral, pero luego
esta moneda sufrió una fuerte devaluación lo que provocó que en 1991, en el
gobierno de Carlos Menem, el ministro de Finanzas, Domingo Cavallo, a través de
la Ley de Convertibilidad, creara otra nueva moneda, el peso convertible, a un tipo de cambio con paridad fija de 1 a 1
frente al dólar y con respaldo también 1 a 1 en dólares u oro.
La nueva moneda, el peso
convertible de Domingo Cavallo, tuvo once años de éxito y logró controlar la
hiperinflación, pero en el año 2001, en el mandato del presidente Fernando de
la Rua ese país volvió a sufrir los
efectos de la fuga de capitales provocada por los actores internacionales y por
las debilidades intrínsecas de la economía argentina, que había sido afectada,
antes, por la política neoliberal en su parte más importante, el comercio
exterior. Ello generó una nueva crisis muy difícil. Fue el tiempo del llamado
corralito, una medida que ponía límites al retiro de dinero en efectivo de los
bancos. El 6 de enero del 2002 el Presidente provisional Eduardo Duhalde
eliminó la convertibilidad del peso y este nuevamente comenzó un proceso de
devaluación que culminó luego con la declaratoria de default de la deuda
argentina y la reaparición de la inflación.
Bolivia, Perú y Brasil
resolvieron sus procesos de hiperinflación adoptando medidas similares a las
adoptadas por Argentina, es decir, estableciendo nuevas monedas, permitiendo el
libre uso del dólar y estableciendo una relación de cambio fija.
- La solución para Venezuela
Para que la economía venezolana
se recupere es necesario desarrollar una nueva política económica que respete
la inversión privada y estimule la producción, especialmente en sectores
básicos como la agricultura, la agroindustria, la industria en su conjunto y en
actividades generadoras de divisas como el turismo. Sin una rectificación de la
política económica la recuperación no será posible.
Se debería diseñar una política
económica integral, que tome en cuenta los aspectos políticos y sociales. Las
prioridades son: elevar la producción, combatir la inflación y la escasez,
aumentar el empleo formal y garantizar una entrada mayor de divisas.
- A Venezuela le
quedan dos alternativas, dolarizar la economía o crear una nueva moneda
atada al dólar
Dada la magnitud de la crisis, a Venezuela
no le quedan sino dos alternativas: a) dolarizar la economía o b) crear una
nueva moneda atada al dólar. Esas fueron las fórmulas que emplearon los países
de América Latina para superar su crisis económica e hiperinflación en los años
80 y 90 y es el camino que debería
seguir Venezuela en la actualidad.
Si bien la economía hasta ahora
no ha entrado en un proceso de hiperinflación, el nivel de devaluación de la
moneda es de tal magnitud que no deja otras opciones sino las expresadas en el
párrafo anterior. La devaluación en Venezuela es superior a 800 mil por ciento:
de Bs. 4,30 en el año 1983 a la cifra del mercado que no se puede decir ahora,
pero agregándole tres ceros, porque, recuérdese, que en el año 2008 se hizo la
reconversión monetaria. Compruébelo usted mismo haciendo el cálculo
correspondiente.
La dolarización formal, o sea, la
adopción del dólar como única moneda de curso legal no es lo más conveniente,
pero se puede encontrar una solución mixta:
a)
La creación de una nueva moneda, que he llamado
el bolívar oro, con valor 1 a 1, a la par del dólar, de valor fijo y cambio libre en el mercado y
respaldada 1 a 1 por dólares, oro y las reservas petroleras de Venezuela y
b)
La dolarización informal, es decir, permitir el
libre uso del dólar en todas las transacciones de la economía.
Lo más difícil es determinar a cuanto por dólar o bolívar
oro se debería convertir la masa monetaria existente hoy en la economía. Por
ejemplo, en el año 2000, el Presidente Jamil Mawad, de Ecuador, en una
situación similar, aceptó la cotización del mercado que era entonces de 25 mil
sucres por dólar. En Venezuela no se podría hacer algo así porque sería un
caos. Habría, pues, que establecer una paridad justa e inmediatamente articular
la nueva estructura de costos, precios y salarios de la economía en base a la
nueva moneda el bolívar oro y el dólar.
El esquema de circulación
conjunta de la moneda nacional y el dólar se aplicó en Argentina en tiempos de
la Convertibilidad, en El Salvador a partir del año 2001 y se aplica en
Nicaragua y Perú. En Ecuador la situación es diferente porque ese país adoptó
el dólar como única moneda de curso legal a partir de enero del año 2000 y lo
ha mantenido hasta el presente. En Panamá la moneda oficial es el Balboa pero
todas las transacciones se hacen en dólares, porque el Balboa existe sólo en
moneda fraccionaria. Como puede apreciarse, varias naciones de América Latina,
con recursos menores a los de Venezuela, emplean indistintamente sus monedas
nacionales y el dólar en sus economías.
Dejo constancia que conozco la
Ley de Gresham y sé lo que implica la circulación de dos monedas de diferente
valor, pero este no sería el caso de Venezuela, porque, como ya se dijo, el
bolívar oro se cotizaría a la par del dólar y con su misma fortaleza porque
estaría respaldado 1 a 1 por dólares,
oro y las reservas petroleras venezolanas.
Mantener la libertad de cambio de
la moneda tiene sus riesgos. Uno es la llegada de capitales especulativos que
en cualquier momento pueden emigrar creando una crisis en la balanza de pagos,
pero para evitar esas situaciones están las autoridades monetarias y
financieras que pueden adoptar previsiones en la materia. Una de esas medidas
es mantener un nivel suficientemente alto de reservas en divisas y oro, cosa
que sería posible en Venezuela por ser un país petrolero con ingresos
permanentes y crecientes de divisas, si se usan esas divisas debidamente,
cobrando efectivamente el petróleo y si se atesora el oro de Guayana.
La otra medida es ejercer un
control sobre las importaciones para proteger tanto la cuenta corriente como la
cuenta de capital de la balanza de pagos. La falta de control en esa materia
fue lo que contribuyó a acentuar la crisis de Argentina en los 80 y 90,
golpeando a la agricultura e industria de ese país, provocando la
hiperinflación y el desempleo. Por eso, es muy importante conocer las
experiencias de otros países.
La otra decisión fundamental para
el logro del proceso de recuperación económica de Venezuela es detener el
endeudamiento y hacer todo lo posible por pagar la deuda externa existente,
porque la deuda si es un factor desestabilizador de la economía de los países.
Adoptando el conjunto de medidas
antes anunciadas, Venezuela acabaría con la causa fundamental de la inflación y
la escasez y emprendería el camino hacia el progreso, pero ello requiere del
diseño y puesta en práctica de una nueva y diferente política económica.