Los vehículos de
pasajeros, de carga y de transporte son bienes de primera necesidad. Especialmente
en países como Venezuela que no tienen desarrollada una red ferroviaria.
Como
consecuencia de la política económica y especialmente del problema monetario y
cambiario, algunos sectores de la economía se han visto afectados de una manera
especial en los últimos años. La oferta de vehículos es uno de los sectores más
golpeados. Esto ha hecho que los precios en ese sector alcancen niveles desproporcionados,
tanto en vehículos nuevos como usados. Ello llevó al gobierno a promover una
ley para regular los precios, que próximamente entrará en vigencia.
¿Será capaz esa
ley de regular el mercado automotor?
Esa es la gran
pregunta, porque, como se sabe, la gente busca siempre maneras de evadir ese
tipo de leyes.
Pero lo que sí
es cierto es que los precios de los vehículos en Venezuela son algo increíble
y, además, absurdo, ya que contrariamente a lo que ocurre en el resto de los
países del mundo en el que los vehículos se deprecian desde el mismo momento en
que salen de las oficinas de ventas, en Venezuela ocurre lo contrario y los
vehículos usados aumentan de precio sostenidamente. Ello, obviamente, es
consecuencia del proceso de inflación que vive el país.
El conjunto de
situaciones antes narradas han hecho que adquirir un vehículo sea algo
verdaderamente difícil para la mayoría de las personas, tanto por razón de sus
altos precios como por la limitada oferta de vehículos nuevos en el mercado.
La industria automotriz en Venezuela
A partir del año
1958, Venezuela inició un proceso de sustitución de importaciones de bienes
finales y para ello comenzó a desarrollar la industria en sus dos niveles, la
gran industria y la mediana y pequeña industria. Ese proceso se realizó con
gran éxito hasta fines del siglo XX, cuando comenzó un proceso de deterioro
industrial que se hizo cada vez más intenso, al extremo de que hoy en día
Venezuela presenta un significativo retroceso en ese campo.
A pesar de todo
ello, la industria automotriz venezolana ha sobrevivido y recibido importantes
incentivos, entre ellos, la asignación de divisas a un precio preferencial.
Pero la industria no ha correspondido a esos beneficios cumpliendo su función
social y mercantil de proveer adecuadamente la oferta en el mercado sino que,
por el contrario, su producción cada día ha sido menor. Pero esto no es lo más
significativo. Lo que más llama la atención es la gigantesca diferencia de
precios entre los vehículos producidos en Estados Unidos y los producidos en
Venezuela. A título de ejemplo diremos que un automóvil Spark cuyo precio
sugerido de lista en Venezuela para septiembre de este año 2013 es de 144.451
bolívares equivale a la cantidad de U.S $ 22.928 a la tasa oficial de 6,30
bolívares por dólar. Ese mismo vehículo Spark cuesta $ 12,170 dólares en los
Estados. Esto significa que el precio en Venezuela es casi el doble del precio
en Estados Unidos.
Pero veamos otro
caso: el vehículo Cruze de General Motors, tiene un precio en Venezuela de
554.574 bolívares, lo que equivale a 88.022 dólares, a la tasa de 6,30
bolívares por dólar. Ahora bien, ese mismo vehículo Cruze cuesta $ 17.170
dólares en los Estados Unidos. Es decir, que en Venezuela cuesta $ 70.852
dólares más, o sea, más de cinco veces el precio de Estados Unidos.
Con los
vehículos SUV la situación es mucho más escandalosa. La camioneta Tahoe tiene
en Venezuela un precio de 997.396 bolívares, lo que representa $ 158.316
dólares a la tasa oficial de Bs. 6,30 por dólar. Una camioneta similar en
Estados Unidos, la Terrari, cuesta $ 26.305 dólares. Es decir, que la Tahoe en
Venezuela cuesta $ 132.011 dólares más que la Terrari en Estados Unidos.
¿Por qué ocurre todo esto?
Bueno, esa es la
otra gran pregunta, cuyas respuestas deberían ser dadas por la industria
automotriz y los órganos reguladores del Estado en Venezuela.
Mi hermano Luigi
Alberti me decía ayer al hablar del tema que no se puede comparar la actividad
empresarial en Estados Unidos con la actividad empresarial en Venezuela y me
ponía por ejemplo la situación de los impuestos y las limitaciones que crea la
nueva ley del trabajo en Venezuela.
Ciertamente,
Venezuela pasó de un extremo a otro en el campo tributario, de no cobrar prácticamente
nada a ejercer hoy en día una intensa presión tributaria. La actividad
empresarial en Venezuela está sujeta a tributos múltiples que cobran los
diferentes poderes, nacional , estadal y municipal y ello afecta el balance de
las empresas. También es cierto que la nueva ley del trabajo crea condiciones
que afectan el desarrollo normal de las actividades productivas.
Pero, todo ello
no justifica la gigantesca diferencia de precios entre los vehículos en
Venezuela y Estados Unidos, tomando en cuenta que buena parte de los
componentes para la fabricación de los vehículos se importan a la tasa
preferencial de 6,30 bolívares por dólar.
Ciertamente,
otra parte importante de los componentes de los vehículos son adquiridos por
las ensambladoras en Venezuela y ello incide en el costo, pero aún así, la
diferencia de precios de los vehículos en Venezuela respecto a los precios de
Estados Unidos es de tal magnitud que no parece tener explicación razonable y
lógica.
Las compañías
automotrices son empresas transnacionales y operan también con tecnología e insumos
transnacionales, los precios, pues, deberían ser también los precios
internacionales, cuyo marcador principal es el precio en los Estados Unidos de
América.
La industria automotriz en el desarrollo
económico
La industria
automotriz es una de las actividades económicas
más importantes, por los efectos multiplicadores que ejerce en el resto de la
economía. Pero la industria debe cumplir no sólo su rol como empresa para el
beneficio de sus dueños, sino que, además, debe cumplir una función en la
sociedad: garantizar que el mayor número de ciudadanos tengan acceso a sus
vehículos porque, como se dijo al comienzo de este artículo, los vehículos son
bienes de primera necesidad en todas las sociedades.
Fuentes:
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